LOS OLVIDADOS

Galardonado premio Clic fotoperiodismo Joven - Visa Off Perpinyà 2015

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En Barcelona, muchas familias chinas sobreviven en pisos compartidos, lejos de la mirada de la ciudad. Dentro de estas viviendas, los roles tradicionales se invierten: son los hombres quienes cocinan, limpian y sostienen la vida cotidiana, mientras las mujeres trabajan fuera en empleos precarios y a menudo invisibles. Este reportaje muestra la intimidad de esos hogares, donde la rutina doméstica se convierte en el verdadero retrato de la exclusión.

Juan’ (nombre ficticio) enciende un cigarro frente a la vivienda compartida donde reside con otras familias migrantes.

 

En una cocina diminuta, ‘Juan’ cocina mientras otro compañero limpia. El espacio reducido refleja la convivencia forzada y la intimidad compartida.

 

Las manos de “Juan” sumergen el arroz en agua turbia. En ese gesto rutinario, casi mecánico, se concentra la esencia de la supervivencia diaria. El alimento básico se convierte en símbolo: sostener la vida desde lo más sencillo.

 

En la mesa estrecha del comedor se repite siempre la misma escena: platos sencillos, pocas palabras y el silencio de quienes cargan con la distancia. La comida no solo alimenta, también recuerda la ausencia de las mujeres que trabajan fuera del hogar

 

La hija de Juan crece en un espacio reducido, compartido con toda la familia. Su infancia transcurre entre paredes que apenas dejan lugar a la intimidad.

 

En un rincón del patio, Juan se refugia en la lectura. Entre paredes desgastadas y rutinas compartidas, los libros se convierten en un respiro frente al ruido de la precariedad.

 

Entre paredes descascaradas y puertas que apenas se sostienen, la vida transcurre detrás, difusa, como si no mereciera ser miradas.

 

IUn peluche olvidado en la repisa. Testigo silencioso de una infancia interrumpida y de un hogar que resiste entre recuerdos y ausencias.

 

Un pasillo estrecho y gastado conecta las habitaciones. Espacio de tránsito, donde cada huella en el suelo revela el peso de las vidas que conviven en la sombra.

 

Una mesa vacía bajo la luz tenue. El silencio de la escena habla más que las palabras: el eco de quienes están y de quienes ya no están.

 
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El silencio de Al-furkan